“Hasta que puedas quererte solo”, escrita por Pablo Ramos, fue publicado en este año 2016, una novedad más que interesante del autor de “El origen de la tristeza”, “La Ley de la feroci-dad” y “En cinco minutos levántate, María”. En este caso Ramos incursiona en una serie de crónicas que giran alrededor de los 12 pasos que Alcohólicos Anónimos implementa desde hace décadas para la recuperación de adictos.

 

Escribe: Sofía Bracamonte

pabloEstas crónicas, sin embargo, son especiales. Figuran personas a las que el autor conoció du-rante su espiral de adicción al alcohol y otras sustancias; personas a las que el común de la gente denomina “adictos”, “alcohólicos” sin más pero que tienen una historia, un camino que los lleva hasta ese lugar donde están. Sin embargo, están ficcionalizadas, se han cambiado algunos nombres, y recreado algunas otras situaciones por lo que no son una crónica lisa y llana. El texto se sitúa en una triple frontera entre la crónica, el cuento y la novela. Una distinción que al autor poco le interesa: Ramos usó la estructura más conveniente para narrar con maestría episodios de los demás que terminan siendo de sí mismo y que orbitan alrededor de las máximas que los alcohólicos de todo el mundo aprenden a internalizar y seguir. “Escribir es civilizar el dolor”, dijo el autor en alguna entrevista. Y en estos textos descarnados el daño y el sufrimiento tienen nombre, tienen humanidad.

La intención de estas crónicas era rendir homenaje a la persona detrás del alcohólico, a todo lo que queda de humano en esa sed imparable, en los restos de los desengaños, las pérdi-das, las heridas del alma. También es un intento de entender los mecanismos de la manía, de la neurosis y la adicción, y de paso, del tortuoso camino propio, plagado de recuperaciones y recaídas.

Así tenemos a Andrea, Rolando, Willy, Lulú, Isabel… semblanzas que van más allá de la anécdota de la locura, del panegírico, o de la crónica del patetismo. Hay una búsqueda, y es la de la comprensión, propia y ajena y de los momentos de ternura, de amor que pintan de cuerpo entero a los personajes y que hacen a esta enfermedad tan ininteligible. Algunos capítulos como “El optimismo de la cruz” son tan directos que generan miles de sensaciones en cual-quiera que haya pasado dos o tres borracheras crudas con la subsiguiente resaca y arrepentimiento.

La escritura de Pablo Ramos es feroz, visceral, poética y precisa: un cross a la mandíbula. No sobra ni falta nada para crear el cuadro de situación. El ambiente y el ritmo son de una tristeza profunda, a veces desesperada, el lector queda (utilizando una metáfora del mismo autor) a solas en una noche oscura pretendiendo iluminarse con una mísera vela, pero es suficiente para que se sienta interpelado, cuestionado en su propia moralidad, en su sistema de creencias. El que lo lea va a ir pasando del horror de la incomprensión, a sentir que no le hablan a uno, hasta cuestionarse situaciones de su vida que estuvieron en los bordes de esos lugares terribles, o quién sabe incluso se sentirá descripto. A pesar de lo que el título pueda sugerir, “Hasta que puedas quererte solo” no es un libro de autoayuda porque no da respuestas, sólo el testimonio de los pasos caminados, y de lecciones de amor y de dolor, pero sin moralejas, la vida misma, a la que sólo el amor puede sostener.-