Ángeles Mendoza Herrera nos habla esta semana de Hombre mirando al sudeste, película argentina de ciencia ficción y drama de 1986 escrita y dirigida por Eliseo Subiela y protagonizada por Lorenzo Quinteros, Hugo Soto e Inés Vernengo. Con este film Subiela se consolidaría en la realización cinematográfica y el reconocimiento popular de su país.
Escribe: Ángeles Mendoza Herrera
Hombre mirando al sudeste es una película argentina clasificada como de ciencia ficción y drama de 1986, escrita y dirigida por Eliseo Subiela, protagonizada por Lorenzo Quinteros, Hugo Soto e Inés Vernengo.
En un hospital psiquiátrico –para el que se usó el afamado Hospital Borda y hasta aparecen internos en algunas escenas como extras – el doctor Julio Denis se pasa los días atendiendo con escepticismo de su propia profesión, se cuestiona si realmente ofrecen soluciones o una verdadera cura a la locura. Él se pregunta qué pasaría si la profesión –y el- fuese(n) menos fríos, menos pastillas y más contacto humano.
¿Qué es Denis? ¿Uncínico o simplemente una persona más que siente defraudada y estafada por la vida misma?
En esto, aparece Ramtés para hacer temblar sus esquemas de pensamiento: un nuevo paciente que aparece una mañana y quien dice ser un mensajero de otro planeta que vino a investigar la “estupidez humana”. Algo que a Denis le parece absurdo pero que con los días, Ramtés lo ira haciendo dudar de su locura, de su vida y hasta de la profesión.
El tercer personaje en orden de importancia que aparece es Beatriz “La Santa”, quien se cubre diciendo que es amiga de Ramtés, pero en realidad es una hermana. No sabemos si de sangre o espacial, pero hermana al fin. Tampoco sabemos si también está fuera de sí, o no.
La película ofrece entre otras cosas, una visión existencialista de la locura, de lo humano y lo ajeno, de la muerte. En cuanto al contexto social, puede realizarse un vínculo en el momento que se menciona a Ramtés como un NN, como alguien que no existe.
Otros aspectos que podemos tomar es el film como una crítica a las instituciones sociales sea la religión, la familia, la misma psiquiatría y la ciencia. Los sentimientos y lo racional se cruzan todo el tiempo. Ramtés se narra a si mismo afirmando que puede darse cuenta de lo que los demás o los humanos sienten pero que él no puede sentir, que es alguien que está afuera de todo, un observador. Aunque él diga que no siente, posee un fuerte sentido de la empatía, racional o no, lo tiene y no entiende como los humanos no son felices y viven injusticias que podrían evitarse y que para él no tienen lógica.
Al correr la película uno puede preguntarse qué es Ramtés. ¿Un simple delirante como dice el psiquiatra y que es víctima de ese sistema? ¿Una especie de cristo o mesías?
¿O realmente es un ser de otro planeta que no está presente más que como un holograma proyectado según el mismo cuenta?
El correlato con la historia de Cristo también está muy enfatizada, Denis mismo se figura como el Poncio Pilatos y hay muchos elementos que aparecen que se entrecruzan con la religión: la presencia de la cruz en varias escenas, los “milagros” de Ramsés como mover cosas y alimentos para alimentar a una familia pobre, los internos del psiquiátrico como sus seguidores (¿o discípulos?).
Ramtés al final sufrirá su “humanización” a través de la fuerte medicación a la que es obligado a tomar: su cuerpo se deteriora y él se vuelve irritable, como un humano más.
*Cuando escribí esta columna conecte la película con dos temas de Charly García:Uno es”El karma de vivir al sur”, del cual tome prestado el título y que en una versión en vivo Charly arranca diciendo “hombre mirando al sudeste”.
El otro tema es Cinema Verité solamente en la parte que dice “Yo nací para mirar lo que pocos quieren ver”, que me recordó a esto de ponerse como un ser fuera de los otros, que simplemente está observando y no es parte de lo que mira.
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