Todos los sábados a las 23hs por la Radio AM 750 dirige un ciclo de radioteatro que estrena una puesta radial en cada episodio y los domingos conduce Pasajera en Trance de 13 a 16hs por la misma emisora. En una charla con Random reflexiona sobre su carrera y su vida.

“Debes amar la arcilla que va en tus manos. Debes amar su arena hasta la locura Y si no, no la emprendas”, canta Silvio Rodríguez. Funciona como banda de sonido de la consecuente carrera de la actriz, directora, conductora de radio y unos cuantos damases más del rubro artístico entendiendo a la cultura como vector del pensamiento, de la acción y el crecimiento. La cultura para elevarnos, reconocernos e interpelarnos, la cultura como vehículo así la libertad. Así la concibe Marina, activa, madre y compañera. Nacida en Brasil en el exilio de sus padres, construyó una carrera sin dobleces, de honestidad brutal e ideas innegociables.

Glezer encontró su vocación en la escuela de Norman Brisky y el primer salto con el protagónico del “El Polaquito” hace una parva de años. Hizo muchísimo cine pero quizás menos del que debería porque combina con justicia su delicada y sensual apariencia con una formación y técnica de primera figura. A Marina no la encandilan los likes y mucho menos la fama, pese a haber formado familia con un colega reconocido como Germán Palacios, siempre se mantuvo al margen de los escándalos. Es de esas mujeres que deberían ser de tapa pero curiosamente no lo son. Le sobran pergaminos y ángel para encabezar cualquier puesta o medio. “Socias”, “Hombres de honor”, “Sos mi hombre” o la brasileña “Avenida Brasil” fueron algunas tiras comerciales donde participó pero es también desde el guión, la dirección teatral y la radio donde encuentras otros espacios donde expresar sus convicciones con naturalidad.

Una persona que es un encanto entrevistar porque posee una gran capacidad de análisis e interpelación. Conduce el programa “Pasajera en trance” los domingos de 13.00 a 16:00 hs. por AM 750 y a partir de la repercusión de este proyecto, le propusieron la dirección y producción integral del Ciclo Radioteatro AM 750, con obras de autores originales y actores como propios dramaturgos. Va los sábados a las 23 horas.

Cuando Marina dice “no tolero trabajar para los intereses”, “la disciplina de la formación es perenne” o “no se me digitalizó el deseo”, uno toma nota. Una mujer que lee a Susan Sontag, Alice Munro o Clarice Lispector, que tiene tantas cosas claras recién pisando los cuarenta, que puede condensar conceptos sobre la mirada de las cosas con una metáfora de una palta, explicando que “uno a veces tiene la mirada sesgada porque el jardín de enfrente parece más verde”; es para prestarle, como mínimo, mucha atención.

“Me acongoja cuando se sienten atacados por haters, es una nube de irrealidad, es inexistente, no tiene comprobación empírica y no sabés quiénes son, no puede afectarte como si fuera una verdad porque no la tiene, nada de lo que pasa ahí es absoluto. Las difamaciones duelen porque las he sufrido porque nadie se merece ser estigmatizado, las redes son permisivas a eso, pero no hay que darle identidad a algo que no tiene calidad de base real, no tiene nada probatorio. Hay gente que destila la energía a esa para hablar mal de alguien, todo eso que profesa se le vuelve en contra a sí mismo, lo que vos tirés para afuera se te rebotará para adentro. Yo fui bulineada en la primaria y tuve hace poco un perdón en twitter de una compañera de hace 30 años. Soy de las que duerme bien, nunca en mi vida tuve un juicio condenatorio sobre nadie. En general no soy de enojarme sino de dialogar, el que se enoja pobre”, dice.

Marina afirma que la acción le gusta: “ser hacedora provoca que siempre lluevan críticas y juzgamientos porque los que hacen son juzgados, los que no hacen son lo que nunca los juzgarán y son justamente jueces. Un enorme deseo de hacer, de generar, de gestar, de juntar, unir, hetereogenizar y creer que lo capital está en lo distinto. Sólo queremos construir y multiplicar. Se trata de pensar, decir y hacer, es consecuente porque así lo es. No es porque lo diga yo”.

¿El riesgo de poner siempre la cara, no?

¡Siempre poniendo el cuerpo! Es mi naturaleza, es más fuerte que yo. No sirve tanto ir al frente, porque te entran todas las balas también si siempre estás al frente. He estado estigmatizada por mi ideología de unos y de otros, porque mi ideología tampoco corresponde firmemente, ni a unos ni a otros, es muy propia. En un lugar muy incómodo por momentos, porque son mis luchas, mis debates y no tienen una respuesta concreta por parte de políticas del Estado. Siempre quedé como la que abrió la puerta al infierno. Hablaba el otro día con Germán un poco de esto, de cómo salir, y se trata de salir con educación, con salud y cultura y las políticas que tengan que ver con estas herramientas articuladas entre sí.

Te convertiste en conductora casi como si lo hicieras desde siempre…

Re pegó “Pasajera…”, le está yendo bárbaro al programa y para mí fue una sorpresa. Totalmente, no me lo esperaba. Creo que un poco eso te pasa cuando no estás esperando nada. Como hay algo de eso, de que sucede cuando cuando no lo premeditás. Vengo haciendo radio hace bastantes años, en la radio “La Imposible” tenía un programa con (Martín) Slipak de entrevistas que disfruté mucho porque en ese momento los dos estábamos bastante sin trabajo y teníamos la radio que nos hacía activar cierto mundo creativo.

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