Gonzalo Ruiz Parisi pertenece a la asociación san juanina de Aikido y es director y dueño de la escuela “Tatsumaki  Dojo” en la ciudad de La Rioja donde enseña esta famosa arte marcial japonesa. Conversando con el isntructor, nos cuenta todo lo que hay que saber sobre esta disciplina.

¿Se acuerdan esas ochentosas películas de Steven Seagal donde el tipo daba vuelta por el aire a los malos con un simple quiebre de muñeca? Un estilo único que parecía entregar una inversión mínima de energía para derrotar al enemigo y se volvió emblemático del actor. Era al mismo tiempo los más cool y gracioso que se podía entre las exageradas películas de artes marciales y acción de esa década.

En principio, esa técnica tan curiosa es el Aikido y Seagal se volvió su mayor referente para bien y para mal. Luego de que el actor se volviera una especie de hazmerreir de Hollywood la gente comenzó a peguntarse si el arte marcial que practicaba no era también una payasada. “hay muchos detractores del actor Steven Seagal, pero él es uno de los primeros occidentales en practicar aikido. Siempre me gusto lo que hizo Steven Seagal”, sostiene Gonzalo Ruiz Parisi, tercer “Kyu” en Aikido y representante de la asociación sanjuanina de Aikido en La Rioja.

“De chico hice karate pero luego, por un accidente que tuve no me podía levantar de la cama, subí mucho de peso; llegue a pesar 200 kilos. Un día me quise agachar a sacar una zapatilla de abajo de la cama y no me pude parar, me tuvieron que ayudar; ahí dije -“no puedo seguir así”-. Busqué por internet y encontré Aikido La Rioja, me presente y empecé a practicar, y por diferencias de gustos y opiniones, abrí otra escuela con otro compañero de ahí, nos separamos y hoy estoy acá con esta escuela”.

La escuela en cuestión es Tatsumaki Dojo (tornado en japonés), que funciona actualmente en las instalaciones de la mutual de Artesanos Unidos (Dalmacio Vélez Sarsfield y Av. Perón), en cuya biblioteca Ruiz Parisi también trabaja. Todos los miércoles y lunes de 18:30 a 19:30 para los niños y de 20 a 21 para adultos, el patio interno de la mutual se convierte en un intenso espacio de entrenamiento físico, pero también espiritual.

ARMONÍA DE ENERGÍAS

El Aikido es una disciplina marcial creada por el O-sensei (gran maestro) Morihei Ueshiba (1883 – 1969). Morihei fue soldado en la guerra franco japonesa provenía de familia Samurái. De joven practico Judo, Jiu-jutsu y kempo, fue un virtuoso de las artes marciales. Como nos explica Ruiz Parisi, el Aikido es una disciplina marcial: no es deportivo sino que busca la defensa personal con la mínima agresividad posible. Aikido significa el camino de la paz, de la armonía, de las energía que confluyen y si bien hay muchas ramas escuelas con filosofías variadas, lo que el Aikido parece buscar en sus orígenes es la paz y la armonía por sobre todas las cosas. “Mi interpretación es que en Japón siempre existió la competencia entre las artes marciales”, explica Gonzalo, “Morihei ha tomado un poco de cada una de ellas y dijo “muchachos, todas las artes marciales son buenas”.

Si bien el Aikido tiene una filosofía muy de Budō (filosofía marcial que engloba a todas las artes marciales, la tecnología y la estrategia para vencer sobre el enemigo), Morihei Ueshiba comenzó a influenciarse por el sintoísmo (religión tradicional japonesa, a diferencia del budismo, que llegó después) y se volvió muy esotérico sobre el final su vida. “Él (Morihei) no se adjudica la creación del Aikido porque el Aikido son movimientos que están en la naturaleza misma, por eso se considera descubridor del mismo”, aclara Ruiz Parisi.

El aspecto marcial del Aikido es el más conocido y obtiene su estilo de combinar diferentes tradiciones, por ello incluye el uso de tres tipos de armas, el “tanto” que es un cuchillo japonés, el “bokken” que es una espada de madera con las misma dimensiones que una katana y el “jo” que es un palo que llega a la altura de la axila. “En Japón vas con un palo de escoba en la calle y te llevan detenido porque es considerado un arma”, nos explica el instructor.

Técnicamente hablando, desde afuera el Aikido parece muy básico, muy simple, pero es cuando uno se adentra en el entrenamiento que descubre la complejidad del mismo: se enseña a respirar, a meditar y a tener constancia para poder desarrollar la disciplina de una defensa. “Para aplicarlo en la calle”, sentencia Ruiz Parisi, “primero lo tenés que practicarlo mucho tiempo. Uno de los grandes enemigos de una pelea real es la tensión, la ira, el no respirar bien y por eso es importante mantenerte en tu eje, mantener la calma, respirar y estar tranquilo mientras el otro proyecta toda su ira, ahí aprovechas la energía cinética del otro para usarlo como defensa”.

Metafísicamente el Aikido es ante todo una filosofía de vida, concebido así por su creador. Debe aportar autocontrol, disciplina, higiene, respeto por el cuerpo además de ser un arte marcial que te enseña a ganar y a perder. Esto se practica con dos personas, la persona que va a realizar la técnica (el que va a ganar) se denomina “nage”, el que va al piso (el que pierde) se domina “uke”.

Para Gonzalo Ruiz Parisi, esta faceta espiritual de la disciplina es lo que realmente le salvó y cambió la vida. Antes, nos cuenta, era muy iracundo, llegando a pelearse en la calle por un bocinazo. El aspecto ceremonial y vertical del Aikido le enseñó a respetar los límites del otro. Todos los lunes tienen la ceremonia de limpieza del “tatami”, que es el piso donde se practica. Es una obligación ceremonial el limpiar y hasta la forma en que lo limpian tiene un porqué. “Acá no formamos samuráis, formamos buenas personas, que tengan autocontrol, que piensen antes de hablar, que respeten las jerarquías de las personas ancianas”, insiste Gonzalo. “Por eso nosotros nos denominamos “O-sensei” que es Morihei Ueshiba “el gran maestro”, “sensei” que es el instructor, “senpai” es el alumno más viejo y “kohai” es el más nuevo.

Con esto nos resta una duda ¿Qué diferencia al Aikido de otras disciplinas orientales?

Para Gonzalo Ruiz, al cosa es bien clara: “Pienso que los que practicamos esta disciplina debemos ser respetuosos de todas las artes marciales, debemos ser respetuosos de los alumnos. En Aikido se respeta mucho al alumno, por ahí he visto que otras disciplinas el maestro golpea a su alumno para “endurecerlo”; a mí me parece éticamente incorrecto. Instructor puede ser cualquiera, maestro no. La efectividad del arte marcial la da el que la práctica, podes ser muy buen instructor pero malo en una situación real de defensa.  Hay gente que llegó acá pidiendo aprender a pelear, le dije que estaba en el lugar equivocado, a pelear se aprende en la calle.