Cientos de muñecos pujllay son construidos y repartidos todos los años cuando llega febrero a La Rioja. Los responsables son una centena de docentes artesanos pertenecientes a talleres libres que trabajan a destajo para mantener con vida una de las tradiciones más significativas y pintorescas del febrero chayero. 

Uno de los aspectos más coloridos del carnaval riojano es el pujllay o pullay, muñeco de trapo de un protagonismo central en los febreros de todos los barrios. Es uno de los momentos más profundos y ancestrales de la festividad que llamamos la chaya y al mismo tiempo uno de sus costados más risueños, informales, terrenales. De niño recuerdo maravillarme con esos muñecos gigantes que permanecían silenciosos testigos de las fiestas, entronados en sus destartaladas sillas. Era incomparable la emoción cuando llegaba el momento de su quema; el fuego que todo lo mata, que todo lo limpia, que todo renueva consumía esa figura humana en medio de la algarabía de mi familia y el estrépito de los fuegos artificiales que estallaban entre la ropa del títere condenado. Todavía no he podido olvidar el olor a tela quemada mezclada con pólvora que impregnaba los pedacitos de un viejo jean, único resabio de ese ser totémico que acabábamos de destruir.

DSC_1994Desde hace 13 años que en un colectivos de talleres populares construye decenas de estas figuras de harapo. Seguramente los han visto sentados en los portales de los negocios o en los halls de los hoteles con su alegre y colorado rostro de bufón. Algunos con cajas otros con guitarra, otros con bombo, la mayoría son changos pero algún artesano se cansa y crea a una chinita fiestera para hacerle compañía.

Son los pujllays de los Talleres de Arte Libre de la municipalidad de La Rioja, una creación de cientos de docentes que los construyen de arriba abajo usando lo que pueden conseguir de caridad o reciclando de la basura y, en muchas de sus piezas, confeccionándolas ellos mismos. El nivel de detalle y variedad de sus rostros es sorprendente: como si fuese una versión fiestera del ejército de terracota de la dinastía Qin, ningún muñeco tiene la misma expresión. “Reflejan el ánimo que cada profesor tenía cuando los construyó”, se encarga de recalcar constantemente Nicolasa Díaz, conocida por todos –y de ahora en más por nosotros- como “Pelusa”, licenciada en folclore y directora de los talleres. Ella es la responsable directa de que cada año la ciudad se inunde con este pedazo de tradición, algo que Pelusa considera una política pública de esencial importancia.DSC_1988

  • ¿Que son estos talleres artesanales?

Son los talleres de libre expresión artística municipal que dependen de la subsecretaría de cultura y la dirección general de gestión cultural. Yo a esto lo denominé centro cultural de cultura popular, que es la que nosotros hacemos. Reciclamos todos los elementos que tenemos en la casa y le damos otro tipo de vida. Como verán, muchos de los elementos que utilizamos son normalmente descartados en los hogares.

  • ¿Y en que los convierten?

En pujllays, que son los muñecos representativos de nuestra chaya, nuestra fiesta popular y pagana. El 31 de enero vamos a salir a entregarlos en diferentes lugares públicos, hoteles y comercios para celebrar la llegada del febrero chayero.

"Pelusa" Diaz

“Pelusa” Diaz

  • ¿Cuánta gente está trabajando actualmente en los talleres?

Tengo diferentes turnos. Por turno están trabajando alrededor de 40 o 50 personas. Tengo un plantel de 114 profesores distribuidos en todos los barrios. En estos momentos estamos de vacaciones, pero tenemos un acuerdo con la nueva gestión para pagarles las horas extras a quienes vengan a trabajar.

  • Contanos como es el proceso de creación de estos muñecos

Antes quiero agradecer el apoyo que nos está brindando el Dr. Paredes Urquiza, ya que muchos de los elementos para la construcción de estos pujllays se debieron comprar, y mediante la gestión de Gabriela Maldonado y Cecilia Sturzenegger hemos obtenido elementos esenciales como hilo sisal, friselina, pistolas de silicona y pintura. Quiero recalcar esto porque muchas veces se habla de que una gestión malgasta los recursos pudiendo hacerlo en cosas más importantes como la recolección de basura; pero esto también es importante porque hace a nuestro acervo cultural, y hay mucho trabajo puesto detrás. Miren los rostros de los muñecos, cada uno tiene una expresión distinta reflejo del estado de ánimo de los profes que los hicieron…

  • Usted dice que algunos elementos son comprados pero otros parecen ser reciclados ¿De dónde consiguen el resto?

Ustedes vieron los elementos como se consiguen: nuestro shopping es el basurero, a donde vamos a buscar elementos que la gente descarta. Para los sombreros utilizamos cartapesta, que hacemos con harina, agua y papel de diario. En el caso de las alpargatas utilizamos el torno de un calzado común y con la friselina le damos forma a la alpargata y ultimamos detalles con el hilo sisal.DSC_1946

  • ¿Desde cuándo están realizando estas actividades? ¿desde cuándo existen estos talleres?

Los talleres tienen aproximadamente más de treinta años. Yo estoy trabajando desde hace 27 años cuando comencé como docente. Mi aporte siempre estuvo inclinado hacia lo cultural por la razón de que siempre me interesó, estudié y me perfeccioné en la parte artística. Luego, desde hace 13 años que estamos con la confección de los pujllay y como directora estoy cumpliendo mi sexto año, de modo que agradezco la confianza de esta nueva gestión para continuar trabajando.

  • ¿Cuantos muñecos suelen construir cada año?

Generalmente hacemos alrededor de 400 muñecos, pero este año, al ser una nueva gestión y al estar todos acomodándonos un poco, hemos reducido la cantidad. Probablemente más de 100 pujllays estén adornando la ciudad durante febrero.DSC_1954

  • ¿Que suele ocurrir con los muñecos después de que los entregan?

Debo decir que en la mayoría de los lugares a donde los entregamos –con la excepción de los que colocamos en espacios públicos-, la gente los guarda y los mantiene. Por ejemplo: hace 13 años que entregamos pujllays al hotel Naindo y están los 13 muñecos ahí. Muchos lo mantienen como una reliquia.

  • Decime Pelusa ¿Qué es para vos la “cultura popular?

Es todo, es la pasión que diariamente… Es lo que no se ve, para mí es la cultura de los pobres. Muchas veces yo estoy trabajando en un ambiente que se apodera de las personas cuando trabajan en él y esa pasión que a uno le llega la tiene que transmitir. La cultura popular es la que debería tener más importancia y más valor hoy en día porque es aquella que permite transformar el basural en belleza.

Lo que la gente descarta nosotros lo convertimos. Muchos profesores de arte popular tal vez no tengan el título, pero son las personas idóneas y yo me preocupo porque se formen y mejoren.DSC_1980

  • ¿Qué otras actividades realizan durante el años en los talleres?

Hay más de 80 talleres que funcionan los 365 días del año en muchos de los barrios de la ciudad. Son una importante contención social para niños y jóvenes con adicción y también han funcionado como terapia para adultos con diferentes enfermedades. Hace cinco años hice la extensión de los talleres libres a la zona rural y llevamos todo nuestro aprendizaje a la periferia de La Rioja. Yo tengo mucha fe en que el Dr. Paredes Urquiza nos permita volver a la zona rural para que esa gente se beneficie de estos talleres que les permite aprender algún oficio al que no podrían acceder por costos de traslado. Allí tienen la materia prima fundamental que es la arcilla y se han conformado grupos de artesanos gracia a los talleres que nosotros brindamos.

No solo la chaya nos ocupa. Ahora desde marzo arrancan los cumpleaños de los barrios y mucha gente nos pide que armemos un bingo o que le armemos una grilla de artistas que pertenecen a estos espacios. Todo lo que hacemos, todo, es en forma gratuita.DSC_1956

DSC_1925¿Qué es el pujllay y que es lo que representa?

Es la representación de una persona humana, mal vestida, vivaracho. Que la tradición cuenta que fue un joven indio enamorado de la niña Cha´ya pero, rechazado por la familia de ella, empieza a tomar alcohol y a fumar, se prende fuego y se  muere. La niña Cha´ya, devastada por la muerte del joven, huye a la montaña y se convierte en rocío. Sin embargo, todos los febreros el pujllay renace y se lo desentierra como una especie de rey momo para el carnaval.  De allí viene esta tradición de “desenterrar” al pujllay al comienzo de febrero en la plaza La Alborada.